Fallecimiento de María del Carmen Fernández Alcalde: Una fiel amiga de la Iglesia Antigua Católica y Apostólica en Madrid
El pasado 3 de septiembre del presente año, María del Carmen Fernández Alcalde, amiga fiel de nuestra comunidad en Madrid, descansó en el Señor, habiendo recibido los Santos Sacramentos. Desde los comienzos de la Iglesia Antigua Católica y Apostólica (IACA), Maricarmen mostró su constante apoyo y simpatía por nuestro culto y actividades. Su presencia fue cariñosa y activa, participando en la primera misa pública celebrada por nuestra Iglesia y acompañándonos siempre, hasta donde su salud se lo permitía, hasta sus últimos días.
El funeral, presidido por Mons. Abraham Luis Paula, acompañado por el M. Revdo. P. José Luis Onsurbe, se celebró el 4 de septiembre. La liturgia fue plenamente católica, incluyó el sacramento de la Eucaristía y los sacramentales propios de la ceremonia, en una atmósfera de profunda devoción y respeto. El Evangelio proclamado fue el de Mateo 25, 1-13, que nos invita a estar vigilantes como las doncellas prudentes que aguardaban la llegada del esposo.
En su homilía, Mons. Abraham nos recordó que la muerte, aunque esperada, nos toma por sorpresa. "La partida de Maricarmen nos deja tristes, pues apreciábamos a nuestra hermana, pero también nos sorprende que, aunque conocemos la fragilidad de la vida, siempre parece imposible que esta llegue a su fin. Hoy nos encontramos ante la hora de la verdad, ese momento definitivo en el que la vida terrenal llega a su fin, y Maricarmen se ha presentado ante Dios con su lámpara encendida, esperando que la infinita bondad del Padre la reciba en la vida eterna. Oramos con la confianza en que el Señor convertirá esa pequeña llama de bien que realizó en una luz eterna de gozo y paz".
Al mismo tiempo, este momento nos invita a reflexionar sobre nuestra propia vida. Así como Maricarmen ha llegado a su hora de la verdad, también nosotros llegaremos a ese instante. "Es una llamada a vivir nuestra vida con intensidad, asegurándonos de que nuestras lámparas estén encendidas cuando llegue el Esposo." Es un recordatorio de que nuestra existencia debe estar marcada por el amor, la entrega y el servicio a los demás, para que, al final, nuestra vida sea una claridad viva, no una llama apagándose. Mons. Abraham nos animó a no defraudar las esperanzas que Dios y nuestros semejantes han puesto en nosotros.
Finalmente, Mons. Abraham nos invitó a confiar en el amor del Padre, que acompañó a Maricarmen en su camino terrenal y que ahora la acoge en el gozo eterno y nos exhortó a seguir caminando con fe, asegurándonos de que nuestra vida sea luminosa y llena de amor. "Solo así, ante Dios y ante nosotros mismos, podremos decir que nuestra vida ha valido la pena".
Con esperanza en la resurrección de la carne y la vida eterna en Cristo, nos despedimos de María del Carmen Fernández Alcalde, confiando en que, por la fe católica y apostólica que profesó, ahora disfruta de la paz eterna en la presencia de nuestro Señor. Como nos recuerda San Agustín: "Dios no nos hubiera prometido la resurrección si no hubiera querido darnos la vida eterna" (Sermón 361, 10).
Que Maricarmen, por la misericordia de Dios, goce de la plenitud de la vida eterna. Amén.